El trasvase del Ebro tuvo “sus efectos colaterales” y tan interesada como oportunamente recuperamos un mensaje “la necesidad de políticas activas y ayudas económicas para las zonas del interior”. Zonas históricamente más deprimidas, económica y demográficamente hablando, frente a la riqueza y al crecimiento desmesurado, urbanístico sobre todo de las zonas de la costa (el Levante por más señas).
Desde CHA siempre hemos impulsado el discurso de la vertebración territorial ante la desgarradora realidad de las cifras en Aragón y alentamos la esperanza de colocar este debate en el “primer plano de actuación política” de “la agenda política” tanto española como aragonesa. Sin embargo “derogado el trasvase”, pasó como “con el perro y la rabia”, que se acabó el discurso de los territorios del medio rural y de las políticas de reequilibrio territorial entre el litoral y las zonas de interior.
Por no ser excesivamente exhaustivos pondré solo un ejemplo del letargo en el que han caído estos planteamientos políticos en un tema básico como las infraestructuras. Así el Plan Estratégico de Infraestructuras del Estado, 2005-2020, deja hasta a cinco comarcas aragonesas, para un periodo de quince años, sin un solo kilómetro de carretera dependiente de Fomento, ni de autovía, ni de autopista, ni de ferrocarril, sea AVE o convencional. Hablamos de Sigue leyendo